05 agosto 2008

Reece Fleming


Luchó hasta el final, pero la leucemia le ganó la batalla. Hacía cuatro años que Reece Fleming peleaba contra la enfermedad cuando en mayo de este año los médicos le dijeron que le quedaba poco tiempo de vida. No lo dudó, quería cumplir un último sueño antes de partir: casarse con el amor de su vida, de su corta vida. Reece tenía sólo 8 años cuando le propuso “matrimonio” a Elleanor Purgslove, su novia del colegio.

Los cuatro padres estuvieron de acuerdo e hicieron lo imposible para que el “casamiento” de los chicos fuese lo más real posible. Hubo torta, anillos, vestido de novia y fiesta en la casa de Reece en Derby, en el Reino Unido.

“Reece y Ellie habían sido “amigovios” durante un par de años, pero luego se separaron. Fue durante una fiesta cuando nuestro hijo le propuso “casamiento”. Ella había ido a visitarlo al hospital varias veces, según publicó durante esta semana la prensa británica.

La mamá de Reece, Lorraine Fleming, de 28 años, contó: “Estaba tan orgulloso de ella, y nosotros estamos tan orgullosos de los dos. Reece se aferró a la vida porque siempre dijo que quería casarse con ella. Fue emocionante, no se puede describir con palabras la ceremonia. Estaban muy callados, pero había muchos sentimientos en la habitación”.

El nene ya había atravesado varios ciclos de quimioterapia y uno de radioterapia cuando en mayo pasado los doctores del Centro Médico Nottingham’s Queen le dijeron que le quedaban tres semanas de vida.

“Fue muy valiente durante los tratamientos. Le encantaba ir a la escuela cuando se sentía bien”, contó su mamá que en julio de 2004 había recibido la peor noticia de todas, su hijo de sólo 4 años tenía leucemia.

Desde ese entonces, Lorreine Fleming y su esposo, Mick Thompson, intentaron ayudar a Reece a lograr todos sus sueños, incluido el de casarse con su noviecita del colegio.

La pequeña pareja fue a cenar a un restaurante en limousine el 4 de julio. Era el día tan esperado.

La “boda” no tuvo nada que envidiarle a una de verdad. Incluso, participó un vicario que les dio un “certificado” de casamiento. Al día siguiente, Reece se levantó y fue hasta el sillón del living, pero no se sentía bien. La alegría duró poco. Murió el 5 de julio. Horas antes, le había dicho a sus padres: “ahora puedo ir en paz”.


Extraida del diario Clarín.